Damisela Los Honores - José Joaquín Palma : Toda Una Vida por la Dra. Fanny Azcuy Alón en la Literatura Cubana

José Joaquín Palma - Toda Una Vida en la Literatura Cubana. Bandera de Cuba.


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José Joaquín Palma
Obras Literarias
Bibliografía

Toda Una Vida
Presentación
El Hombre
El Carácter
El Poeta
El Revolucionario
El Emigrado
Los Honores
Hechos y Fechas
Himno de Guatemala
Apéndices
En un Album
La Locomotora
César Conto
Bibliografía



José Joaquín Palma
Toda Una Vida
por la Dra. Fanny Azcuy Alón
Los Honores

“Centro América prodigó a José Joaquín Palma honores que tuvieron la grandeza de los sinceramente otorgados y la emocionalidad de los unánimemente sentidos. Fueron honores rendidos al hombre viviente; honores devotamente presentados, como ramillete floral, sobre la tumba del hombre ausente; honores justos, merecidos por quien supo cobijar dentro del mismo corazón, en magnitudes pocas veces igualadas, el amor y la unción por Cuba y por las tierras que el quetzal emblematiza y el Motagua baña.


“Pero antes de hacer una más detallada relación de lo que la hidalguía y gratitud de aquellos hombres brindara en forma de homenaje y honores a nuestro bardo, permítasenos tomar la licencia del biógrafo para considerar, en primer término, los que a nuestros ojos lucen dos de los más altos honores que Palma recibiera, por la fuente de su procedencia.


“Entre la inmensa legión de amores, amistades y afectos profundos que nuestro Martí fue sembrando por todos los países que visitó y entre todas las personas que tratara, pocos, muy pocos, tan contados que se hacen ascender a no más de dos o tres, fueron los amigos a quienes otorgó el íntimo tratamiento de "tú". Aun en el caso de personas muy vinculadas a la misma causa, a sus actividades y aun a su vida; Martí siempre puso a la mutua comunión, el respetuoso límite que representa el cortés tratamiento de "usted". Entre los excluidos de esta regla casi general, figura Fermín Valdés Domínguez, su amigo inseparable desde los días de la infancia, su compañero de ideales y aspiraciones. El otro -y por eso lo destacamos como extraordinario honor- es José Joaquín Palma.


“Otro honor, que Palma apreció en toda su valía, procede también de Martí, y fue el retrato que desde Nueva York le enviara, con esta dedicatoria que le enorgulleciera:

Vencedor de los dulces ruiseñores,
a ti esta efigie el alma entera lleve,
cual ave herida que sus alas mueve
a jardín malabar lleno de flores.

“Con motivo de la Primera Exposición Nacional de Honduras, Palma le dedicó al singular acontecimiento una oda, algunos de cuyos versos estamos reproduciendo para que se tenga más clara noción de las repercusiones posteriores que el hecho poético tuvo.

Honduras! De rodillas! ...Que alza el vuelo
Ya la plegaria santa!
Escucha humilde lo que pide al cielo
El oscuro poeta que te canta,
Que también el poeta es sacerdote
Cuando a los cielos su canción levanta.

Que el genio protector de las naciones
Te ayude, te conduzca, te ilumine
Y en tus vastas regiones
La estrella de la paz nunca decline;
Que tus hijos unidos por el lazo
De familia, interés y aspiraciones,
En un estrecho y fraternal abrazo,
Apaguen el volcán de las pasiones;

Que el Universo con amor te vea,
Que Dios te guarde porvenir dichoso,
Y tu nombre glorioso
Blasón y orgullo de tus hijos sea.

“Produjo tan intenso efecto en la sociedad hondureña el canto devoto del cubano, que el Presidente de la Nación, Dr. Marco Aurelio Soto, decidió organizar un homenaje público para imponer al inspirado bardo, una Medalla de Oro de Primera Clase.


“En ese acto verificado la noche del 15 de septiembre de 1879, el Presidente de la República de Honduras pronunció una bella "Alocución", de la que transcribimos los párrafos que siguen:(1)


“La inspiración y el sentimiento han puesto, como raro don del cielo, en vuestra mente de poeta, la ciencia de impresionar, de atraer los ánimos, dulcemente y de llevarlos a la contemplación de lo verdadero, de lo bello y de lo grande, en la triple esfera de la familia, de la sociedad y de la patria. Por esto, en el hogar tranquilo se escuchan con puro regocijo vuestros cantos; en los salones, donde se ostenta la cultura social, se oye el justo aplauso tributado a vuestros triunfos literarios: y en el seno de la patria, encarnación del pueblo, de la república, se palpa, se siente, vuestra inspiración, que ora derrama lágrimas de ternura por nuestros acerbos y comunes infortunios, ora se levanta fuerte y robusta prediciendo las conquistas que, en este pedazo de América, ha de operar la virtud fecunda del patriotismo fraternizador, del progreso que engrandece y de la libertad que es el ideal de los ideales, la vida sacratísima de los pueblos de nuestros modernos tiempos... Esta idea que expreso es la idea del pueblo hondureño, que hace un año, en un día como éste, acogió con entusiasmo los Decretos en que se os confirió la ciudadanía hondureña, y en que se previno condecoraros con una medalla de honor, por la Oda insigne que presentasteis en la Primera Exposición Nacional de Honduras; obra que es, a juicio de propios y extraños, y en mi humilde concepto, un monumento literario que honra a vuestras dotes eminentes de poeta, y que forma un título de noble orgullo para vuestra patria adoptiva.. . En medio de esta sociedad tan culta, y que tanto os estima, me es grato, en esta noche consagrada a recordar, con plácemes y aplausos, la fecha inmortal de nuestra independencia patria, presentaros la medalla de honor que mi Gobierno, intérprete del sentimiento público, os ha otorgado. Pláceme sobre manera colocarla en vuestro pecho; al hacerlo, no sólo cumplo oficialmente con los votos del pueblo que gobierno, sino que también satisfago mis sentimientos de amigo, dandoos una prueba de estimación y particular afecto. ¡Qué este testimonio de alto y cariñoso aprecio pueda en algo atenuar las amargas penas del poeta proscrito, y, en lo sucesivo, darle, con el recuerdo de su patria adoptiva, un dulce consuelo para su corazón, y un rayo de esperanza que le haga confiar en las promesas del porvenir! En esta ocasión solemne recibid, poeta ilustre, la muestra de las ardientes simpatías de vuestra nueva patria, y el parabién, muy cumplido, de vuestro amigo que nunca olvidará que habéis cantado, rebosando de inspiración y sentimiento, los progresos de esta tierra americana, llamada a realizar en su seno magnífico gloriosos destinos.


“Durante parte de su estancia en Guatemala, fue Palma Director de la Biblioteca Nacional de aquella República, y comisionado para ir a Nueva York en busca de volúmenes para la misma, provoca interesantes comentarios de Martí, en crónica que intituló "José Joaquín Palma":(2)


“...Palma ha hallado una patria segura en Centro América, donde se le estima en cuanto vale como hombre cordial y de superior consejo, porque en él es tanta la inspiración como el juicio, y sólo con el que tiene a su patria pudiera compararse el amor con que veía a la juventud de aquellas tierras, que en fiestas públicas ha proclamado al bayamés errante su poeta favorito... Ni tienen aquellos pueblos amigo mejor. A los que más lo quieren les roba el tiempo Palma en estos días para ir al Colegio de Columbia, a Astor y a Cooper, a las bibliotecas privadas y las librerías, para ver qué puede aprender de útil para su querida biblioteca de Guatemala. Allá, rodeado de jóvenes pasa los días interminables, los días angustiosos del destierro, el bardo-bibliotecario, que por ser quien es, va dejando en los corazones el cariño para su biblioteca, y buscándole fuentes nuevas y amistades al salón de lectura, a donde acude de noche la juventud del país de los quetzales... Allá vuelve ahora, contento, porque ha hallado para su biblioteca más riquezas, riquezas modernas, porque de cosas de antes, de pergaminos e historias, nada tienen que envidiar a los de ninguna otra los anaqueles de la Universidad de Guatemala.


“Hay uno, entre los muchos honores que estamos relacionando, que para quienes hayan interpretado el espíritu de José Joaquín Palma, no es difícil determinar que fue uno de los que más honda significación tuvo para el hombre consagrado a la patria y a sus recuerdos. En 1896, el Gobierno de la República de Cuba en Armas, le designó su Delegado en Guatemala.


“Pero es mejor que sea el propio Palma quien nos exprese la que denominamos "honda significación", en párrafo de la carta que con fecha 6 de mayo de 1896, enviara al Delegado en Nueva York:(3)


“Recibí el diploma en el cual se me nombra Representante Diplomático de la República Cubana ante este Gobierno; Inmediatamente escribí a mi queridísimo Manuel de la Cruz, aceptando el nombramiento y dando las gracias por el altísimo honor que se me discernía... Ese nombramiento lo tengo yo en mayor estima que la grandeza española para los grandes de España; es el más apreciable premio que yo podía soñar en pago de mi amor a Cuba y a sus cubanos. Gracias, mi querido Tomás, mil gracias.


“Y en carta fechada en 19 de marzo de 1898,(4) veintitrés años después de haber salido de Cuba, se ve la permanencia del afán patriótico de Palma, su deseo de contribuir en todas las formas a la causa de Cuba y el profundo conocimiento psicológico que había adquirido del medio en que actuaba:


“Deseo servir a mi patria en otro centro, o en los campos de Cuba, todavía me siento con bríos para disparar un rifle, o al menos para morir en el mismo puesto que ocupé allá el 10 de Octubre de 1868... Mientras duró la administración del General Reina Barrios esto era una provincia española, donde los tres o cuatro cubanos que existen aquí, apenas si podíamos hacer algo por nuestra patria. Hoy las circunstancias han variado un poco, pero la desconfianza impera todavía. El gobierno español emplea hoy con algunos presidentes de las Repúblicas latinas, el mismo procedimiento que empleaban los conquistadores con los indios; para éstos, cascabeles y abalorios; para aquéllos, la placa del mérito militar o la gran cruz de Isabel la Católica, con cuales bagatelas se los atraen, los deslumbran, y los convierten en instrumentos de viles injusticias. El pecho de Reina Barrios era un cementerio de cruces españolas... A la patria se puede servir en cualquier puesto, desde el más humilde hasta el más alto, sobre todo, los que guardan avaramente sus viejas y nobles ejecutorias de cubano incondicional. Por la independencia de Cuba, que ha sido, es y será el sueño de toda mi vida, he hecho esta vez muy poco, pero me ha sido imposible hacer más; veremos en lo adelante, de los que han conservado años y años siempre viva y ardiente la religión de patria, de esos siempre hay que esperar alguna cosa... En fin, deseo que me contestes algo sobre mi recomendación. Si arreglas el asunto (el empeño de una póliza de seguro) siempre sobre la base de empeño de lo que sea, coge una parte para rifles.


“Por Acuerdo del Presidente de Guatemala, publicado el 24 de julio de 1896, suscrito por Reina Barrios y refrendado por Manuel Cabral, Secretario de Estado en el Despacho de Instrucción Pública, se convocó a un concurso literario para dotar de un himno a la Nación; himno que no adoleciera de los defectos que eran manifiestos en la composición que, como tal, y sin carácter oficial se venía utilizando; con premio de medalla de oro y diploma que sería otorgado al autor seleccionado por un Jurado que integrarían figuras destacadas de la intelectualidad guatemalteca.


“Con fecha 27 de octubre del mismo año, el Jurado, integrado por los señores José Leonard, F. Castañeda y José Joaquín Palma, emitió su fallo después de cuidadoso estudio y revisión, significando que, a su juicio,


“el himno que empieza con las palabras Guatemala feliz y lleva al pie la de "Anónimo" entre paréntesis, es el que mejor responde a las condiciones de la convocatoria y merece, por lo tanto, el premio ofrecido...(5)


“Por Acuerdo de 28 de octubre de 1896 fue declarada aquella composición Himno Nacional de Guatemala, y por otro, fechado el 19 de febrero de 1897, fue otorgado, en acto público, el premio correspondiente al señor don Rafael Alvarez, autor de la música, haciéndose constar que el autor de la letra, había hecho expresa renuncia del premio correspondiente, deseando permanecer anónimo.


“El himno en cuestión, que ofrecemos completo en el apéndice de este trabajo, tiene peculiaridades que no somos los primeros en señalar. No es corriente que en estas latitudes un escritor renuncie a la posibilidad potencial de inmortalizar su nombre, que necesariamente tiene que permanecer unido a algo tan perdurable como es un himno nacional, precisamente entre nosotros donde hay el afán de obtener el reconocimiento de la paternidad de cuanto se hace, no importa lo nimio que sea. Y resulta mucho más insólito aún, que se renuncie a premios y reconocimientos públicos que son, en el promedio de los casos, las más preciosas apetencias de cuantos piensan que han hecho algo digno del aplauso de los demás.


“Por otra parte, que sepamos nosotros, es este el primer caso de una composición de autor que, por su indudable y superior calidad, haya tenido que ser seleccionada por un jurado y aceptada como himno nacional por un gobierno, máxime, cuando tanto influye en estas decisiones el nombre y prestigio de los concurrentes a la justa, como predispone en contra del anonimato.


“La composición en sí, original, fiel intérprete del espíritu y de las realidades del pueblo para el cual fue hecha, como veremos en seguida en las estrofas que vamos a transcribir, tiene la característica de ser la única entre las composiciones de su tipo, "que tiene para cada estrofa un coro diferente en el que se repiten los dos últimos versos del dúo, lo que le comunica novedad de forma inusitada", a juicio de José María Bonilla Ruano, juicio tanto más valioso cuanto que ha sido emitido por quien ha consagrado toda una serie de conferencias y ha escrito todo un volumen, pretendiendo introducir modificaciones en el himno de Guatemala, modificaciones que, felizmente, no han permanecido:


Guatemala feliz... ya tus aras
no ensangrienta feroz el verdugo:
ni hay cobardes que laman el yugo
ni tiranos que escupan tu faz.

Si mañana tu suelo sagrado
lo profana invasión extranjera
tinta en sangre tu hermosa bandera
de mortaja al audaz servirá.

CORO

Tinta en sangre tu hermosa bandera
de mortaja al audaz servirá
que tu pueblo con ánima fiera
antes muerto que esclavo será.

De tus viejas y duras cadenas
tú fundiste con mano iracunda
el arado que el suelo fecunda
y la espada que salva el honor.

Nuestros padres lucharon un día
encendidos en patrio ardimiento,
te arrancaron del potro sangriento
y te alzaron un trono de amor.

CORO

Te arrancaron del potro sangriento
y te alzaron un trono de amor
que de patria al enérgico acento
muere el crimen y se hunde el error.

“De esa composición se han hecho críticas por personas situadas a suficiente distancia, en el espacio y en el tiempo, del autor, como para otorgarles valor de juicios serenamente analíticos y no influenciados por circunstancias ajenas a su valor intrínseco. Y como, además, las críticas han sido hechas por personas de gran autoridad, que han consagrado considerable tiempo y esfuerzo al estudio de los himnos existentes, cabe pensar que hay en ellas una forma de veracidad y equilibrio que nos permite tomarlas en cuenta como verdadero y justo criterio técnico, digno de la valoración de lo imparcial y honrado.


“Don Gabriel Monserrat, que ha hecho un estudio minucioso del himno argentino y un estudio crítico de todos los demás, dice del himno de Guatemala:(6)


“Como pueden darse cuenta nuestros lectores, se trata de un poema adecuado, valiente y enérgico, y por añadidura es lo mejor que se ha escrito. En cada una de sus estrofas palpita intensamente el espíritu de la patria guatemalteca en medio de la vida progresista y el impulso de la paz y del trabajo.


“Después, comentando el lenguaje metafórico de la composición, dice:


“...la metáfora de los hierros trozados de la esclavitud fue siempre muy vulgar en himnos nacionales. Expresada en forma y sin ambigüedades pueden encerrar un fondo de filosofía y moral, cuando se trata de una revolución con el objeto de salvar un pueblo sumido en la opresión y acaso en la esclavitud. Esta metáfora aparece en muchos himnos nacionales, por ejemplo en el guatemalteco: -De tus viejas y duras cadenas -Tú fundiste con mano iracunda -El arado que el suelo fecunda -Y la espada que salva el honor. He ahí unos versos figurados con mucha certeza.


“El himno de Guatemala se cantó en público, por primera vez, en el teatro "Colón", la víspera de la apertura de la Exposición Centro Americana de 1897, todavía bajo la presidencia de Reina Barrios. La belleza de las estrofas, hermanadas con una música digna de ellas, exacerbó la curiosidad de los hombres cultos del país, tanto como la del hombre humilde, ambas ya hacía tiempo de manifiesto en el humano afán de conocer al autor de tan guatemalteca inspiración. Se hicieron mil conjeturas sobre la misma y se acudió de manera y forma diversas a los funcionarios del Gobierno para que identificaran al anónimo autor. Pero en todos encontraban el más rotundo hermetismo, como si entre ellos y el discreto autor hubiera una consigna de honor acordada. Así permanecieron las cosas hasta quince años después, hasta el mes de julio de 1911, fecha en que dos periodistas, Manuel Valle y José Vicente Martínez, que hacía poco habían recibido de algunos de los "conjurados" la indiscreta insinuación confidencial del nombre del autor del canto oficial de su patria, se dieron cuenta de


“que el país tenía una deuda de gratitud con aquel hasta entonces anónimo autor, que urgía pagar antes de que la muerte viniera a convertir en homenajes póstumos y por consiguiente tardíos, los que según el sentir de ellos y de la totalidad de los hombres de letras de aquella época, debían ser triunfales apoteosis...(7)


“En efecto, José Joaquín Palma, era el autor del notable himno, que una tarde memorable, dictara a su querido hijo Francisco. Su vida se apagaba, se extinguía por días, vencidos sus arrestos por cruel dolencia que había de conducirle a la tumba. Aquellos amigos se acercaron al poeta y con presiones cariñosas que ya no podían encontrar la habitual y vigorosa resistencia en la naturaleza ya minada, vencida, del ilustre bayamés, le arrancaron la confesión del secreto guardado celosa y discretamente durante quince años, y confirmado por don Manuel Cabral, Secretario de Estado en el Despacho de Instrucción Pública, en la fecha en que se convocara al concurso, que explicó así su silencio pertinaz:


“Juré a mi amigo el poeta Palma, que jamás, por ningún motivo ni circunstancia, faltaría a la promesa de guardar el incógnito sobre la paternidad del poema del himno nacional. Ahora que él mismo ha tenido a bien darse a conocer como el autor, no me queda más que pedirle mil perdones por haber cargado temporal e involuntariamente con sus laureles, sin sospechar nunca que esta actitud hidalga y honrada me acarrearía tantas amarguras y desazones en los últimos días de mi vida.(8)


“Lanzada la idea del homenaje, la prensa nacional la acogió con todo entusiasmo y el 25 de julio, en el foyer del ya desaparecido teatro "Colón" se reunió la intelectualidad guatemalteca para acordar en qué consistiría el mismo. La idea aceptada fue la de


“ofrecer al poeta una corona en que las hojas del simbólico laurel fuesen de oro y plata, y que si el estado de la salud del poeta mejoraba, se hiciera su coronación solemne, algo como lo que en la morisca Granada se hizo en honor de José Zorrilla, y si no, que siempre la corona se le llevase como un homenaje de Guatemala a su cantor.(9)


“En nueva reunión, verificada el día 16, se acordó que el homenaje se realizaría el domingo 23, llevándose la corona a la casa del poeta. Se acordó que todos los periódicos y revistas dedicasen la siguiente edición al poeta Palma y a reseñar el homenaje.


“En la manifestación pública, participaron la banda marcial, los colegios, todos los periodistas y escritores, las sociedades "El Derecho" y la "Juventud Médica", las facultades de Derecho y Medicina de la Universidad, funcionarios del gobierno y todo el pueblo.


“Postrado el poeta -dice un cronista-(10) y casi agonizante pudo aun escuchar, entre los honores de la apoteosis, las conmovedoras notas del himno patrio, cuya música, apagada adrede como con sordina, a manera de aquella vida que se extinguía, cedió el paso a la dicción rítmica y cristalina de los versos; postreras armonías que impresionaron su tímpano de moribundo, al volverse -según la gráfica expresión de Chocano- de espaldas a la vida.


“De las ediciones de los periódicos y revistas guatemaltecos que narran el impresionante y espontáneo homenaje rendido a Palma, sólo vamos a recoger un párrafo del Diario de Centro América, que describe el momento culminante del hermoso acto:


“Por los ojos del anciano pasó un fúlgido relámpago de alegría. Sus trémulas manos se alargaron y recibieron la corona. La emoción de todos los circunstantes era profunda. Sobrias y entrecortadas palabras le dijo su íntimo y querido amigo Valle. El anciano derramó dos lágrimas, y con un gran esfuerzo llevose las manos al pecho, en señal de honda gratitud. Después estrechó entre sus manos las de sus amigos y uno por uno fue confundiéndolos en un estrecho abrazo.


“Para dar a esta docta audiencia una idea más clara de la magnitud del homenaje que Guatemala toda rindió al poeta, vamos a transcribir algunos de los párrafos de aquellas manifestaciones que, calzadas por las firmas de los más destacados escritores del país, fueron dadas a la publicidad con motivo del que fuera acontecimiento nacional. Jean Prouvier, dijo en El Nacional: (11)


“José Joaquín Palma no es de ayer, no es de hoy; es de siempre. El será poeta mientras haya patria, mujeres y perfume.


“José Santos Chocano, nos dice en un bello soneto que termina así:(12)

De súbito, a su oído, clarines de victoria
Anuncian la apoteosis y dictan la leyenda
De un Pueblo que ha de hallarlo más grande que la gloria
y, al ver tan gratamente su calma interrumpida
se ciñe la corona que el Patrio Amor le ofrenda
...pero después se vuelve de espaldas a la vida.

“Adrián Recinos, en crónica publicada en El Nacional, dice:(13)


“Bien haya el sentimiento popular que sin odios ni prevenciones se ha acercado al poeta y se ha exaltado a sí mismo al escalar el ara santo de la gloria que busca del más egregio sitial para el más ilustre de los hijos adoptivos de Guatemala... Por fin se hace justicia en la hora temprana, a quien en esta hermosa forma lo merece, ya no por su labor de continental resonancia, sino por ese beneficio a nosotros al enseñarnos a comprender y amar a la patria que un día memorable conquistaron nuestros antepasados.


“Carlos Wyld Ospina, en su "Bandolín Trovador", publicado en El Heraldo, de Guatemala, dice, con motivo de la coronación de Palma:(14)

Siempre estaban sus versos en los labios de grana
siempre habían elogios al mirarlo pasar;
y en los viejos jardines, bajo la alta ventana,
el gemir de la guzla siempre hacía soñar...

El amaba el silencio de la calle moruna...
le gustaba pasearse cual gentil trovador;
y, en las noches azules florecidas de luna,
el cantaba la endecha de su viejo dolor.

¡Oh, el poeta romántico de las rimas de armiño,
oh, el poeta galante de los versos en flor
el del cuerpo de atleta, el del alma de niño,
que cantaba la estrofa que cantó el ruiseñor!

“Gustavo Ramírez Clostán, afirma: (15)

Loor al Príncipe Lírico, el de la rima franca,
de las pupilas tristes y la cabeza blanca,
que ha tiempo reclamaba la rama de laurel.

“Miguel Angel Urrutia, en otro poema dedicado a Palma, expresa: (16)

Esos tus cantos son, hijo de Cuba,
poeta de magníficos destellos;
hay en tus versos miel. Como en la uva
la llama de embriaguez se oculta en ellos.
......................................
Nada importa el crepúsculo de bruma
con que te hiela formidable invierno...
Se deshacen hirviendo las espumas,
pero tú, como el mar, serás eterno.

“José Rodríguez Cerna, en nombre de la Prensa de Guatemala, proclama: (17)


“...para Guatemala el autor del Himno Patrio tiene la sagrada perpetuidad del recuerdo. Palma es una fibra del corazón nacional. La generación que hoy detiene su respetuosa melancolía ante la alcoba del enfermo y deja su corona en la cúspide, no olvida la magia del cantar que le embelleció el alma juvenil.


“Los que hayan comprendido el alma del bardo bayamés, convendrán con nosotros en que éste, entre todos los honores que esmaltaron su vida fecunda, por la significación que tuvo y por las circunstancias en que le fue otorgado, es uno de los que más plenamente ha rebosado de júbilo el corazón ya cansado de latir del noble anciano, porque fue al mismo tiempo, el que dio más cabal realización a sus sueños, a su aspiración permanente, antes de que tuviera que "volverse de espaldas a la vida", sueños y aspiración que tan francamente expresa en los versos que antes hemos leído, cuando dice:

Yo batallo
buscando lo que no hallo,
Amo con pasión terrible
una sombra, un imposible...
Morir en oscuro lecho
sin una banda en el pecho
sin un laurel en la frente.

“Y refiriéndose a su eterno pesquisar en pos de la gloria, añade:

¡Oh mi dulce enamorada
no permitas que al ocaso
llegue mi vida, errante,
sin los laureles del Dante
sin las coronas del Tasso.

“El día dos de agosto de 1911, nueve días después de la realización de éste, su más vehemente deseo, con la magnífica apoteosis que el pueblo de Guatemala hubo de rendirle, como si la vida se hubiera prolongado el tiempo necesario para hacerle gustar la ambrosia del reconocimiento terrenal y humano, antes que la recepción de los dioses, traspasó los umbrales del no ser, el hombre que amara la vida tan ardorosamente como para haberle dicho más de una vez a su amigo el Lcdo. Arturo Ubico:


“No, no me hables así, no me hables de la muerte. No hay nada como la vida.


“El deceso de Palma, no por esperado dejó de producir honda conmoción en los pueblos centroamericanos, los que, en fuerza del persistir, dándose en querencia y en espíritu al poeta, se habían acostumbrado a contemplarlo y a sentir, como se mira y como se siente lo que es propio. Y quienes notablemente y con espontaneidad singular se juntaron para aplaudirlo y coronarlo; unieron sinceramente sus lágrimas para despedirlo, rindiéndole el póstumo tributo en igual magnitud que lo había merecido la exaltación de su viviente grandeza.


“De esa fecha es el acuerdo gubernativo que transcribimos en el apéndice, porque es la expresión y síntesis del sentimiento popular con respecto al poeta, dicho por la autorizada y escueta voz oficial.


“De la amplia información que del sepelio ofrece la edición del Diario de Centro América, de la fecha correspondiente, vamos a transcribir una nota, al parecer insignificante, pero que es demostrativa de que el cariño que Guatemala profesaba al poeta, no era solamente manifestación del sentir de la clase intelectual, ni de la gratitud oficial, sino que era también sincera manifestación del alma popular, en cuyos corazones había hundido poderosas raíces el afecto hacia el hombre y el poeta que acababa de fenecer.


“Dice así:


“Un detalle: pudimos fijarnos que a inmediaciones del carro fúnebre donde iba el cuerpo del Sr. Palma, caminaba llorando, una mujer, hija del pueblo; era la Sra. Rafaela Herrera, sirviente desde hacía veinte años de la familia del finado. La pobre mujer se quedó en el Cementerio junto a la tumba del bardo.


“En esta lúgubre oportunidad la pluma continental de José Santos Chocano, vuelve a consagrar una de sus producciones a José Joaquín Palma, de la que tomamos algunos fragmentos:(18)


“Lo que don Antonio Zambrana como orador fuera en Costa Rica, fue como poeta don José Joaquín Palma en Guatemala. Con cierta ascendencia morisca y un no remoto parentesco provenzal, este poeta cubano mezclaba en sus versos las dulzuras de las cañas nativas con las gracias de sus espumas ribereñas... Poseía él la musicalidad zorrillesca estremecida por la emoción mussetiana..., gran poeta que era además nobilísimo hombre lleno en su trato de la dulzura y la gracia de sus versos..., no cabe la menor duda de que, en ciertos aspectos, don José Joaquín Palma, fue un precursor de Darío, hasta el punto que discurre toda su niñez.


“De las oraciones fúnebres pronunciadas en honor del ilustre hijo adoptivo de Guatemala, nos es posible tomar conceptos expresivos de lo que aquel pueblo sentía por el bienamado poeta cubano. El Ledo. Arturo Ubico, dijo, entre otras cosas:(19)


“Palma no era emigrado de Cuba sino emigrado del cielo, que vino aquí trayendo de allá el perfume del óleo sagrado con que fue ungido por los dioses; y no queriendo estos que su delegado acá, en la Tierra, viniera imperfecto, lo hicieron perfecto, lo hicieron hermoso.


“El Dr. Luis Toledo Herrarte, Secretario del Despacho de Relaciones Exteriores, dijo, en la oración fúnebre que pronunciara a nombre del Presidente y del Gobierno de Guatemala:(20)


“Después de haber servido a su patria con la espada del combatiente y la pluma del periodista, emprendió su éxodo a través de las repúblicas hermanas del Continente; y con su lira y sus ensueños, conquistó más simpatías y voluntades para su causa que cuantas la diplomacia y la política vanamente hubieran pretendido alcanzar... Joven, arrogante y hermoso, lo vieron los pinares de Honduras aunando en mágica oda las glorias de la libertad triunfante y las añoranzas de su patria cautiva; así llegó también a nuestras playas, plantando su tienda bajo el dombo de nuestro cielo, captándose en poco tiempo todos los sufragios y arrastrando la voluntad de los hombres por la irresistible seducción que sus órficos cantos ejercían sobre las mujeres..., realizando así, sin alardes, obra de panamericanismo verdadero y consiguiendo, por el milagro de su ternura, llegar a querer sin tasa a los pueblos que le dieron albergue, sin que por eso se amenguara un ápice el amor prístino que siempre profesó a su propia tierra.


“En muy singular contraste con los tributos póstumos que todo Centro América rindiera al bayamés glorioso; en Cuba, en su patria, sólo notas intrascendentes fueron publicadas en algunos diarios y revistas, con muy contadas excepciones. La Discusión, El Triunfo, El Fígaro y la Revista de la Biblioteca Nacional de La Habana, le dedicaron comentarios, mientras La Opinión, recoge la iniciativa del Gobierno Provincial de Oriente, a que en otra parte hacemos referencia.


“Que sepamos la única firma cubana que le dedica una crónica, es Enrique Hernández Miyares, crónica que aparece en la edición de El Fígaro de 13 de agosto de 1911, de la que son parte estos párrafos:


“Se hallaba dotado Palma para nosotros de todas las virtudes y excelencias que a la sazón considerábamos que completaban la estructura moral y física de un ser envidiable; era lo que en buen romance se denomina un buen mozo: era un cubano profundamente cubano, "que si no fuera cubano, quisiera ser hondureño", según dijo en versos deliciosos que le cantó a su hospitalaria Honduras; y además de eso y de su inspiración y donosura al escribir tan líricamente, tanto que a un peruano se le ocurrió llamarlo el Bellini de la Poesía.


“Treinta y tres años después de los acontecimientos señalados, en la fecha del centenario del nacimiento de José Joaquín Palma, Guatemala da una nueva prueba de la permanencia de su afecto y devoción por el hombre que supo arrancar a su lira y a su corazón las imperecederas notas de su himno nacional como lo revela el Acuerdo No. 2, que insertamos en el apéndice de este trabajo.


“Señores Académicos: acaso abusando de vuestra paciencia, hemos pretendido presentar la vida múltiple de José Joaquín Palma, síntesis difícil porque son muchas las facetas que la integran; análisis más difícil aún, porque no es siempre posible llegar a la intimidad de un espíritu y de una idealidad de tanta sutileza. Pero aun así, aunque fallido nuestro alentado propósito en su sentido de totalidad, hemos logrado descubrir a veces, sorprender en otras, algún rasgo, alguna chispa de la energía constitutiva de aquel hombre, de lo que hemos podido mensurar magnitudes de valoración moral, de espiritualidad profunda, suficiente, cada una de ellas, a justificar nuestra admiración por aquel cubano; capaz de redimir con nuestro, respeto y aprecio, a quienes en esta generación disfruten tan sólo de algunas de las muchas características sustantivas del patriota.


“José Joaquín Palma, señores Académicos, fue un hombre que escribió muchos poemas de superior musicalidad, pero cuyo poema más sonoro fue la prosa de una vida doliente, de inalterable ejemplaridad en todos los aspectos.


“Y como no puede cerrarse el libro de una existencia ilustre sin el adecuado colofón, he aquí el colofón magnífico de la vida del brillante poeta bayamés: ¡sus hijos! Sus hijos admirables, modestos, discretos, que esta noche, aquí presentes, han rebosado la emoción de lo vivido, de lo sentido, de lo amado. Acaso ninguno tomo la lira vibrante de las paternales manos del poeta; pero todos y cada uno, han sido estrofas sueltas, versos vivientes del hermoso poema de aquella vida. Jamás han reclamado gratitudes; jamás han solicitado un cargo a Cuba ni una dádiva a Centro América; jamás han hecho gala de una estirpe que les hubiera envuelto en ropajes de gloria y les hubiera prodigado canonjías liberadoras. Inadvertidos, sencillos, recatados, silenciosos, libran la lucha por la existencia y viven de rodillas, prosternados ante el altar que el decoro y la integridad paterna levantara tempranamente en sus corazones; donde rinden, cada día, la flor blanca de su holocausto a la honradez, a la dignidad austera de un apellido que es razón de su existencia y patrón de su conducta, porque nunca se vio asociado a obra de naturaleza innoble o pecaminosa.


“Los hijos de Palma son, señores Académicos, la última estrofa de ese magnífico poema de la vida de un cubano honrado, estrofa que armoniza perfectamente con el resto del poema y tiene las mismas vibraciones y acentos de respetabilidad.


“He dicho.”


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“(1) J. J. Palma. Ob. cit. Prólogo.”


“(2) José Martí. La Juventud, agosto 16 de 1889.”


“(3) "Publicaciones del Archivo Nacional, tomo ix, pág. 2 (16,793), 1946.”


“(4) "Publicaciones del Archivo Nacional", ob. cit., pág. 7 (16,800).”


“(5) J. M. Bonilla Ruano. "Anotaciones Crítico-didácticas sobre el Poema Himno Nacional de Guatemala". Guatemala. 1935. pag 46.”


“(6) J. M. Bonilla Ruano. Ob. cit., pág. 154.”


“(7) J. M. Bonilla Ruano. Ob. cit., pág. 55.”


“(8) J. M. Bonilla Ruano. Ob. cit., págs. 49 y 55.”


“(9) Ibídem.”


“(10) Diario La República, Guatemala, julio 24 de 1941.”


“(11) El Nacional, Guatemala, 24 de julio, 1911, págs. 1 y 2.”


“(12) Ibídem.”


“(13) Ibídem.”


“(14) Semanario El Heraldo, Guatemala, julio 30 de 1911.”


“(15) El Nacional, ed. cit., pág. 2.”


“(16) Ibídem.”


“(17) Diario de Centro América, Guatemala, julio 24, 1911.”


“(18) Diario de la Harina, La Habana, noviembre 15, 1931.”


“(19) Diario La República, Guatemala, agosto 5 de 1911.”


“(20) Diario de Centro América, Guatemala, agosto 3 de 1911.”




José Joaquín Palma
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Última Revisión: 1 de Marzo del 2006
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