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| Mis versos van revueltos y encendidos
 Como mi corazón: bien es que corra
 Manso el arroyo que en fácil llano
 Entre céspedes frescos se desliza:
 Ay!; pero el agua que del monte viene
 Arrebatada; que por hondas breñas
 Baja, que la destrozan; que en sedientos
 Pedregales tropieza, y entre rudos
 Troncos salta en quebrados borbotones,
 ¿Cómo, despedazada, podrá luego
 Cual lebrel de salón, jugar sumisa
 En el jardín podado con las flores
 O en pecera de oro ondear alegre
 Para querer de damas olorosas?-
 
 Inundará el palacio perfumado,
 Como profanación: se entrará fiera
 Por los joyantes gabinetes, donde
 Los bardos, lindos como abates, hilan
 Tiernas quintillas y rimas dulces
 Con aguja de plata en blanca seda.
 Y sobre sus divanes espantadas
 Las señoras, los pies de media suave
 Recogerán,-en tanto el agua rota,
 Falsa, como todo lo que expira,
 Besa humilde el chapín abandonado,
 Y en bruscos saltos destemplada muere!
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