Ya ves, Doris, los hados cuán contrarios;
No minorar intentes mis martirios
Al suave aroma de fragantes lirios
Ni al grato son de alondras y canarios:
Píntame obscuros bosques solitarios,
Lóbregas tumbas, funerales cirios,
Adaptables más bien a mis delirios,
Que aves y flores de colores varios:
Pues de amor anudaste el lazo fuerte
Ciñendo a Fela con el mirto de oro
En el próspero tiempo de mi suerte,
Riega, amigo, también doliente lloro
Y hondos lamentos sobre el polvo inerte
De una mujer que aun en la tumba adoro. |
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