Damisela Dedicatoria de los Versos Sencillos por José Martí.

José Martí - Versos Sencillos - Dedicatoria. Bandera de Cuba.

Versos Sencillos
 Yo soy un hombre sincero
 Yo sé de Egipto y Nigricia,
 Odio la máscara y vicio
 Yo visitaré anhelante
 Si ves un monte de espumas,
 Si quieren que de este mundo
 Para Aragón, en España,
 Yo tengo un amigo muerto
 Quiero, a la sombra de un ala,
 El alma trémula y sola
 Yo tengo un paje muy fiel
 En el bote iba remando
 Por donde abunda la malva
 Yo no puedo olvidar nunca
 Vino el médico amarillo
 En el alféizar calado
 Es rubia: el cabello suelto
 El alfiler de Eva loca
 Por tus ojos encendidos
 Mi amor del aire se azora;
 Ayer la vi en el salón
 Estoy en el baile extraño
 Yo quiero salir del mundo
 Sé de un pintor atrevido
 Yo pienso, cuando me alegro
 Yo que vivo, aunque me he muerto,
 El enemigo brutal
 Por la tumba del cortijo
 La imagen del rey, por ley,
 El rayo surca, sangriento,
 Para modelo de un dios
 En el negro callejón
 De mi desdicha espantosa
 ¡Penas! ¿Quién osa decir
 ¿Qué importa que tu puñal
 Ya sé: de carne se puede
 Aquí está el pecho, mujer,
 ¿Del tirano? Del tirano
 Cultivo una rosa blanca,
 Pinta mi amigo el pintor
 Cuando me vino el honor
 En el extraño bazar
 Mucho, señora, daría
 Tiene el leopardo un abrigo
 Sueño con claustros de mármol
 Vierte, corazón, tu pena


José Martí
Versos Sencillos
Dedicatoria



A Manuel Mercado, de México
A Enrique Estrázulas, del Uruguay

“Mis amigos saben cómo se me salieron estos versos del corazón. Fue aquel invierno de angustia, en que por ignorancia, o por fe fanática, o por miedo, o por cortesía, se reunieron en Washington, bajo el águila temible, los pueblos hispanoamericanos. ¿Cuál de nosotros ha olvidado aquel escudo, el escudo en que el águila de Monterrey y de Chapultepec, el águila de López y de Walker, apretaba en sus garras los pabellones todos de América? Y la agonía en que viví, hasta que pude confirmar la cautela y el brío de nuestros pueblos; y el horror y vergüenza en que me tuvo el temor legítimo de que pudiéramos los cubanos, con manos parricidas, ayudar el plan insensato de apartar a Cuba, para bien único de un nuevo amo disimulado, de la patria que la reclama y en ella se completa, de la patria hispanoamericana, que quitaron las fuerzas mermadas por dolores injustos. Me echó el médico al monte: corrían arroyos, y se cerraban las nubes: escribí versos. A veces ruge el mar, y revienta la ola, en la noche negra, contra las rocas del castillo ensangrentado: a veces susurra la abeja, merodeando entre las flores.


“¿Por qué se publica esta sencillez, escrita como jugando, y no mis encrespados Versos Libres, mis endecasílabos hirsutos, nacidos de grandes miedos, o de grandes esperanzas, o de indómito amor de libertad, o de amor doloroso a la hermosura, como riachuelo de oro natural, que va entre arena y aguas turbias y raíces, o como hierro caldeado, que silba y chispea, o como surtidores candentes? ¿Y mis Versos Cubanos, tan llenos de enojo, que están mejor donde no se les ve? ¿Y tanto pecado mío escondido, y tanta prueba ingenua y rebelde de literatura? ¿Ni a qué exhibir ahora, con ocasión de estas flores silvestres, un curso de mi poética, y decir por qué repito un consonante de propósito, o los gradúo y agrupo de modo que vayan por la vista y el oído al sentimiento, o salto por ellos, cuando no pide rimas ni soporta repujos la idea tumultuosa? Se imprimen estos versos porque el afecto con que los acogieron, en una noche de poesía y amistad, algunas almas buenas, los ha hecho ya públicos. Y porque amo la sencillez, y creo en la necesidad de poner el sentimiento en formas llanas y sinceras.”


Nueva York: 1891.
José Martí


José Martí
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Última Revisión: 1 de Septiembre del 2007
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