Damisela Carta de José Martí a Gonzalo de Quesada y Aróstegui del 1 de Abril de 1895.

Carta de José Martí a Gonzalo de Quesada y Aróstegui. Bandera de Cuba.

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José Martí
Gonzalo de Quesada y Aróstegui
Cartas de José Martí

Esta es la carta que José Martí envió a Gonzalo de Quesada y Aróstegui antes de partir para Cuba. Siendo este documento reconocido como el Testamento Literario de José Martí.




Montecristi, 1 Abril 1895


Gonzalo querido:


De mis libros no le he hablado. Consérvenlos; puesto que siempre necesitará la oficina, y más ahora: a fin de venderlos para Cuba en una ocasión propicia, salvo los de la Historia de América, o cosas de América -geografía, letras, etc.- que V. dará a Carmita a guardar, por si salgo vivo, o me echan, y vuelvo con ellos a ganar el pan. Todo lo demás lo vende en una hora oportuna. Vd. sabrá cómo. Envíemele a Carmita los cuadros, y ella irá a recoger todos los papeles. Vd. aun no tiene casa fija, y ella los unirá a los que ya me guarda. Ni ordene los papeles, ni saque de ellos literaturas; todo eso está muerto, y no hay aquí nada digno de publicación, en prosa ni en verso: son meras notas. De lo impreso, caso de necesidad, con la colección de La Opinión Nacional, la de La Nación, la del Partido Liberal, la de la América hasta que cayó en Pérez y aun luego la del Economista podrán irse escogiendo el material de los seis volúmenes principales. Y uno o dos de discursos y artículos cubanos. No desmigaje el pobre Lalla Rookh que se quedó en su mesa. Antonio Batres, de Guatemala, tiene un drama mío, o borrador dramático, que en unos cinco días me hizo escribir el gobierno sobre la independencia guatemalteca. La Edad de Oro, o algo de ella sufriría reimpresión. Tengo mucha obra perdida, en periódicos sin cuento: en México del 75 al 77 -en la Revista Venezolana, donde están los arts sobre Cecilio Acosta y Miguel Peña: -en diarios de Honduras, Uruguay y Chile- en no sé cuantos prólogos: -a saber. Si no vuelvo, y usted insiste en poner juntos mis papeles, hágame los tomos como pensábamos:


I.-Norte Americanos.

II.-Norte Americanos.

III.-Hispano Americanos.

IV.-Escenas Norte Americanas.

V.-Libros sobre América.

VI.-Letras, educación y Pintura.


Y de versos podría hacer otro volumen: IsmaeliIlo. Versos Sencillos, y lo más cuidado o significativo de unos Versos Libres, que tiene Carmita. No me lo mezcle a otras formas borrosas, y menos características.


De los retratos de personajes que cuelgan en mi oficina escoja dos V., y otros dos Benjamín. Y a Estrada, Wendell Phillips.


Material hallará en las fuentes que le digo para otros volúmenes: el IV podría doblarlo, y el VI.


Versos míos, no publique ninguno antes de Ismaelillo: ninguno vale un ápice. Los de después, al fin, ya son unos y sinceros.


Mis Escenas, núcleos de dramas, que hubiera podido publicar o hacer representar así, y son un buen número, andan tan revueltas, y en tal taquigrafía, en reversos de cartas y papelucos, que sería imposible sacarlas a luz.


Y si V. me hace, de puro hijo, toda esa labor, cuando yo ande muerto, y le sobra de los costos, lo que será maravilla, ¿qué hará con el sobrante? La mitad será para mi hijo Pepe, la otra mitad para Carmita y María.


Ahora pienso que del Lalla Rookh se podría hacer tal vez otro volumen. Por lo menos, la Introducción podría ir en el volumen VI. Andará V. apurado para no hacer más que un volumen del material del 6º El Dorador pudiera ser uno de sus artículos, y otro Vereshagin y una reseña de los pintores Impresionistas, y el Cristo de Munckazy. Y el prólogo de Sellén, -y el de Bonalde, aunque es tan violento, -y aquella prosa aun no había cuajado, y estaba como vino al romper, -V. sólo elegirá por supuesto lo durable y esencial.


De lo que podría componerse una especie de Espíritu, como decían antes a esta clase de libros, sería de las salidas más pintorescas y jugosas que V. pudiera encontrar en mis artículos ocasionales. ¿Qué habré escrito sin sangrar, ni pintado sin haberlo visto antes con mis ojos? Aquí han guardado los En Casa en un cuaderno grueso: resultan vivos y útiles.


De nuestros Hispano Americanos recuerdo a San Martín, Bolívar, Páez, Peña, Heredia, Cecilio Acosta, Juan Carlos Gómez, Antonio Bachiller.


De Norte Americanos: Emerson, Beecher, Cooper, W. Phillips, Grant, Sheridan, Whitman. Y como estudios menores, y más útiles tal vez, hallará, en mis correspondencias a Arthur, Hendricks, Hancock, Conkling, Alcott, y muchos más.


De Garfield escribí la emoción del entierro, pero el hombre no se ve, ni lo conocía yo, así que la celebrada descripción no es más que un párrafo de gacetilla. Y mucho hallará de Longfellow y Lanier, de Edison y Blaine, de poetas y políticos y artistas y generales menores. Entre en la selva y no cargue con rama que no tenga fruto.


De Cuba ¿qué no habré escrito?: y ni una página me parece digna de ella: sólo lo que vamos a hacer me parece digno. Pero tampoco hallará palabra sin idea pura y la misma ansiedad y deseo de bien. En un grupo puede poner hombres: y en otro, aquellos discursos tanteadores y relativos de los primeros años de edificación, que sólo valen si se les pega sobre la realidad y se ve con qué sacrificio de la literatura se ajustaban a ella. Ya usted sabe que servir es mi manera de hablar. Esto es lista y entretenimiento de la angustia que en estos momentos nos posee. ¿Fallaremos también en la esperanza de hoy, ya con todo al cinto? Y para padecer menos, pienso en usted y en lo que no pienso jamás, que es en mi papelería.


Y falló aquel día la esperanza -el 25 de Marzo. Hoy 1° de Abril, parece que no fallará. Mi cariño a Gonzalo es grande, pero me sorprende que llegue, como siento ahora que llega, hasta a moverme a que le escriba, contra mi natural y mi costumbre, mis emociones personales. De ser mías solas, las escribiría; por el gusto de pagarle la ternura que le debo: pero en ellas habrían de ir las ajenas, y de eso no soy dueño. Son de grandeza en algunos momentos, y en los más, de indecible y prevista amargura. En la cruz murió el hombre en un día: pero se ha de aprender a morir en la cruz todos los días. Martí no se cansa, ni habla. ¿Conque ya le queda una guía para un poco de mis papeles?


De la venta de mis libros, en cuanto sepa Vd. que Cuba no decide que vuelva, o cuando,-aun indeciso esto,-el entusiasmo pudiera producir con la venta un dinero necesario, Vd. la dispone, con Benjamín hermano, sin salvar más que los libros sobre nuestra América, -de historia, letras o arte -que me serán base de pan inmediato, si he de volver, o si caemos vivos. Y todo el producto sea de Cuba, luego de pagada mi deuda a Carmita: $220.00. Esos libros han sido mi vicio y mi lujo, esos pobres libros casuales, y de trabajo, jamás tuve los que desée, ni me creí con derecho a comprar los que no necesitaba para la faena. Podría hacer un curioso catálogo, y venderlo, de anuncio y aumento de la venta. No quisiera levantar la mano del papel, como si tuviera la de Vd. en las mías; pero acabo, de miedo de caer en la tentación de poner en palabras cosas que no caben en ellas.


Su


José Martí



Escenas Norteamericanas


De guía para este volumen pudiera servir la idea matriz de elegir pª él entre las correspondencias aquellas que describen un aspecto singular, o momento característico de la vida de Norte América. Recuerdo ahora, por ejemplo:


Un boxeo, tal vez la 1r. correspondencia q. se publicó en La Nación.

La Exposición de vacas en Madison Garden, y Lechería.

El Terremoto de Charleston.

La Nevada.

La Ocupación de Oklahoma.

Los Anarquistas de Chicago.

Una elección de Presidente.

La inundación de Yorktown,

El lynchamiento de los italianos en N. Orleans.

El negro quemado.

El centenario de Washington.

El Centenario de la Constitución.

La Estatua de la Libertad.


Y temas así, culminantes y durables, y de valor humano.


En las correspondencias de La Nación, que hay sueltas, o en cuadernos en la oficina, sólo hay una parte de las escritas al periódico, y faltan algunas q. en la colección serían esenciales.




La siguiente carta está escrita al doblar de la última página.




Benjamín y Gonzalo:


Esta carta quedará detrás de nuestra salida. Si llega es que de aquí al menos emprendimos el rumbo. Recuerden mis ruegos, y, al hablarse de nuestra llegada, omitan cuanto detalle infieran, por altas razones, de conveniencia y gratitud: omitan toda referencia a salida probable de Santo Domingo. Las mujeres cosen, a esta última hora, y la empresa es sencilla y alegre. ¿A qué más que apretarlos una vez y otra sobre mi corazón; y sentir vivamente la dulzura y limpieza de nuestra hermandad, -y besar la mano de sus mujeres y sus hijos? -y de sus madres buenas? Gracias a Vds., por sus hermosos corazones. Adiós ahora.


Su

José Martí

1º Abril





José Martí
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Última Revisión: 25 de Septiembre del 2007
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