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José Martí |
Manuel Mercado |
Cartas de José Martí |
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Veracruz, 1º Enero de 77 |
Está la suerte desafiada, y pronto estará probablemente vencida:- voy al fin a la Habana, con documentos correctamente legales, y nombre de Julián Pérez, segundos nombres míos, con lo cual me parece que me hago a mí mismo una menor traición: -siempre es bueno ser, aun en casos graves, lo menos hipócrita posible.- Vd. sabe sin duda, porque V. tiene derecho a saber todo lo mío, cuánto se luchó la última noche para lograr que desistiese yo de mi viaje.- Me ofreció Zayas el dinero necesario para que mi familia fuese a la Habana:- este dinero era inútil, puesto que era de Zayas: a V. no tengo que hacer mayor explicación.- Con el alma lo hubiera recibido: con las manos, no.- Nicolás Domínguez, afligido porque no tenía el mismo dinero que ofrecerme, quería que yo pagase a Zayas con un bono de Cuba, de valor real de 250$.- La mejor manera de agradecer y honrar algunos favores, es aceptarlos,- y cuando no se aceptan, no se compran. Ni dudé un instante lo que debí hacer:- no acudiría nunca a Zayas, que me ha dado esta vez prenda de sincero amor, por la solicitud paternal con que ha querido evitarme este peligro.- Pero antes que lo que conviene hacer, está siempre lo que se debe hacer.-
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Di palabra de tomar pasaje a St. Thomas. -Bruscas estas gentes, no aceptaban el pago hasta la Habana. Mi deseo secreto era hacer mi viaje en la forma primitiva, y merced a este obstáculo invencible, he podido cumplirlo sin faltar a mi promesa. -El riesgo se ha hecho para vencerlo, y voy a vencerlo.- V. sabe el espanto que azotaba, contenía y empequeñecía todos los actos de mi vida,- que helaba los movimientos en mis brazos, y en mis labios las generosas o enérgicas palabras. Es necesario darles ropa que las cubra, y buena vida que vivir; preparar su salida, colocar a mi padre, emprender este risueño y favorecido viaje a Guatemala; si todo eso logro, bien venidos sean los riesgos graves de una prisión probable.- Se sufre un poco más; pero se ha hecho lo que se debía.
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Parece que Guatemala me tiende los brazos: el alma es leal, y la mía me anuncia ventura. Voy lleno Carmen, que es ir lleno de fuerza; de las cariñosas cartas de Macedo, a quien V. sabe como estimo, espero bienes; las que me ha dado aquí Uriarte son tales que me abrirán fácil camino, a mí que las ayudaré rápidamente. Me asegura, me promete Uriarte que tendré desde el primer momento en Guatemala la situación holgada que procuro. Las cátedras son fáciles y las privadas abundan. La reválida es sencilla, y la haré en una semana. Querría ahora la pena de muerte, para arrancarle, cuando llegara allí, todos los reos. Parece que comienza una época digna y varonil;- pero de esta Guatemala que me llama, llamaré yo a México a que amo. Llevo en mí su atmósfera y su pena, y para mí tiene grandes encantos el dolor: llevo a V. y a los suyos, y para mí en la gratitud hay gran placer. Ha hecho V. bien en serme bueno: lo merezco, y lo retribuiré amorosamente.
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Veracruz está alegre, porque su hombre es el hombre. O porque el secreto de la alegría de los pueblos, no está tal vez más que en la satisfacción de las necesidades personales de sus hijos. La ambición mezquina debe ser hija de la ociosidad:-la grande, de una mujer:- Lola me entiende.
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Venía yo de México con los trabajos que deja en el alma ser desagradecido: gracias a V. distraje estas penas con el sabroso castellano de Santa Cilia, la poesía cerebral de justo Sierra, y la agreste, caliente y pintoresca dicción de Altamirano. Como venía lleno de fuerza, venía lleno de admiración. Es un hombre bueno aquel que admira mucho, y yo debí ser muy bueno antes de ayer. Es grandiosa esa vía:- ¿cómo no he escrito una obra asombrosa sobre ese atrevimiento extraordinario? Eso da la medida de la conturbación y abatimiento de mi espíritu.
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Manuel Ocaranza haría en ese camino mucha falta: los que sienten la naturaleza tienen el deber de amarla; las alboradas y las puestas son el verdadero estudio de un artista; un pintor en su gabinete es un águila enferma. Dígale V. que es muy bella la salida de Orizaba, y que la contemplación de estas purezas haría a su alma un bien incalculable. El hombre se hace inmenso contemplando la inmensidad. Jamás vi espectáculo más bello. Coronaban montañas fastuosas el pedregoso escirro y sombrío niblo; circundaban las nubes crestas rojas y se mecían como ópalos movibles; había en el cielo esmeraldas vastísimas azules, montes turquinos, rosados carmíneos, arranques bruscos de plata, desborde de los senos del color; sobre montes oscuros, cielos claros, y sobre cuestas tapizadas de violetas, arrebatadas ráfagas de oro. Gocé así la alborada, y después vino el sol a quitar casi todos sus encantos al paisaje, beso ardiente de hombre que interrum pía un despertar voluptuoso de mujer. El ópalo es más bello que el brillante. Manuel debía copiar estos paisajes; él que siente el contraste con vigor de sol y capricho femenil, y que sabe el color del alma y del cuerpo, escribiría bien la Naturaleza en su paleta;- como escribiéndolo a V., haría yo a mi vez libro ejemplar. Las grandes cosas son análogas, y yo pienso ahora en el cariño que le tengo, en cómo quiero a sus hijos, en las admirables virtudes de Lola, y en la vasta nobleza de su espíritu.- Ellas van conmigo, para que yo las publique y las venere; el bien delicadamente hecho, debidamente será devuelto;- amor de hermano me llevo, y su parte más viva es para V.- No me ruboriza ningún favor recibido de su mano, porque es V. digno de hacérmelos, y yo de recibirlos.- He encontrado bondades en mi vida, y la mayor comparable a la de Vd.
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No le encargo nada, porque V. lo adivina todo. Podría ser que yo cayese preso, pero no estaría constantemente incomunicado, y el viaje de ellas, comprado con mi libertad, ya que tanto han sufrido por mi culpa, siempre se haría. Si no, todo lo espero de un pueblo de buena voluntad: ¿cómo ha de pedirse que atienda al visitante el que tiene su hogar presa de llamas? México es lógico en sus aparentes injusticias. Prepárese V. en calma, que V. ayudará mucho a la firmeza moral de este país: faltan a México virtudes, y a V. le sobran. V. siente y espera sereno todo esto que le digo.
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También yo me prometo hacer en mi vida algunos bienes; siento mi obra, y me juzgo capaz de ella; en ninguna lisonja creo, ni concibo una idea estrecha; todo premio humano me parece mezquino, y si muchos me halagan, ninguno me seduce, ni hay ninguno mayor que el merecer la estimación de mí mismo. Carmen no me querría si yo fuera impaciente o ambicioso: ella y yo confiamos en que el tiempo de la obra ha de venir. En tanto, la mereceré calladamente. Diré a V. cuanto vea y cuanto haga;cuanto trabaje y cuanto espere! Le encomendaré todavía, ahora que creo que gozan algún bien, las tristezas de mi casa; volveré a rogarle que vea a Carmen, y que halle medio natural de que se conozcan ella y Lola; la he dejado con la serenidad tranquila del esposo que confía mucho en su mujer. No le inquiete mi riesgo, que yo mismo no temo; el paquete francés le traerá carta, si no hubiere percance; son ahora las 3 de la mañana, a las 7 embarcaremos; digo adiós a este México a que vine con el espíritu aterrado, y del que me alejo con esperanza y con amor, como si se extendiera por toda la tierra el cariño de los que en ella me han querido. Ruegue a Manuel Ocaranza en mi nombre que valga todo lo que vale; dé afectuosas gracias a Macedo; hable de mí a Manuelito, bese las manos a los pequeñuelos, y a Alice en su boca de clavel. Deséeme una fortuna igual al cariño que le tengo, que entonces seré muy afortunado; sepa Lola en cuánto la estimo, que es tanto como la fortuna que deseo, y ella y V. vean en mí un constante, leal y amante hermano; que no estará nunca lejos de su estimación, ni lo está ahora tampoco de sus brazos. Quiérame de este modo.
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José Martí |
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