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José Martí |
Cubanos de New York |
Cartas de José Martí |
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No tengo más derecho al dirigirme a los cubanos de Nueva York, que el del más humilde de ellos: amar bien a mi patria. Pero han llegado a mí rumores confusos de que en una reunión en Clarendon Hall, el 13 de este mes, se hicieron respecto a mis actos políticos algunas gestiones equivocadas, debidas sin duda a exceso de celo, o a desconocimiento involuntario de los hechos a que se referían.
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Mis compatriotas son mis dueños. Toda mi vida ha sido empleada y seguirá siéndolo en su bien. Les debo cuenta de todos mis actos, hasta de los más personales; todo hombre está obligado a honrar con su conducta privada, tanto como con la pública, a su patria.
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En la noche del jueves 25, desde las 7 1/2 estaré en Clarendon Hall para responder a cuantos cargos se sirvan hacerme mis conciudadanos.
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José Martí |
Nueva York, Junio 23, 1885. |
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A los Cubanos:
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Nuestra revolución está en marcha; y la utilidad de lo que se dice hoy, no se verá hasta mañana. Decir es hacer, cuando se dice a tiempo. Y honrar a los que cumplieron con su deber es el modo más eficaz que se conoce hasta hoy de estimular a los demás a que lo cumplan. Hablando entre cubanos, no hay por qué tener miedo de venerar en voz alta el día sublime, ni de convidarlos a que demuestren que no se les ha caído a tierra el corazón. Los que manchen con suspicacias o desórdenes el Diez de Octubre, no son cubanos.
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El Diez de Octubre no es día de pasiones, ni de opiniones, ni pretexto de fiesta para lucimientos ridículos; sino día religioso, a donde se ha de ir como a un altar; día de cordialidad y previsión, en que los cubanos que viven por toda la tierra hablan unos con otros; día en que se preparan, con juicio y virtud, las batallas de armas que han de seguir a las batallas de pensamientos.
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De todos los cubanos de Nueva York, de los acomodados y de los menesterosos, de los que trabajan en la mesa de escribir, y de los que trabajan en la mesa de torcer, de los cubanos blancos y de los cubanos negros, ha surgido, iguales todos en el entusiasmo, el deseo de conmemorar este año el Diez de Octubre. Todos los cubanos, todos los americanos, todos los amigos de la libertad quedan invitados a asistir a Hardman Hall, Calle 19 y Quinta Avenida, a las ocho de la noche, el Diez de Octubre.
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(José Martí) |
(Septiembre, 1890) |
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A los Cubanos:
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Ni razones ni lisonjas son necesarias para que los cubanos nos convidemos unos a otros a proclamar que cada año esplende más el 10 de Octubre. No hay intereses que adulen, ni camarillas que excluyan, ni hombres que quieran ponerse sobre los demás, ni logreros que se aprovechen de las cosas santas: acá, en veinte años de prueba, hemos echado abajo todo eso. Hay un pueblo, de un solo corazón, que vigila y confía.
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Cada año que pasa, el 10 de Octubre crece, el alma cubana crece; sienten todos que, con el sigilo de la prudencia, va levantándose en la sombra el país: un país de justicia: un país bueno. Cada 10 de Octubre es una victoria. Ni a lamentar, ni a hablar sin objeto nos convidamos unos a otros para nuestro 10; sino a enseñar que estamos aquí, en pie todos, amando y aprendiendo. Aquí no somos desterrados, sino fundadores. El que falte el día 10, sin razón suprema, a la gran cita, falta a su deber de hijo, a su deber de fundar.
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El 10 de Octubre, a las ocho de la noche, en Hardman Hall, Calle 19 y Quinta Avenida.
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José Martí |
(Septiembre, 1891) |
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