Damisela José Martí en Madrid - Año 1872.

Vida de José Martí - José Martí en Madrid - Año 1872. Bandera de Cuba.

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José Martí
Breve cronología
1872

José Martí en Madrid, 1872.
José Martí en Madrid, 1872

1871 - Martí enferma en España.


José Martí en Madrid - Año 1872

Mayo 31 -

Sin examinarse matricula Derecho Civil.


Julio -

Fermín Valdés Domínguez había llegado a Madrid por este mes del año y encontrado a Martí muy enfermo y viviendo muy pobre. Valdés Domínguez decide llevárselo para Zaragoza a donde se trasladan.


• Fermín Valdés Domínguez en “Martí: ofrenda de hermano” originalmente en “El Triunfo” del 19-20 mayo 1908, reproducido en “Homenaje a José Martí en el Centenario de su Nacimiento” de la “Revista Cubana”, Publicaciones del Ministerio de Educación, Dirección General de Cultura, La Habana, Cuba, 1953. Páginas 237-287:


...“Martí estaba muy enfermo en julio de 1872. Dos veces lo habían operado de un sarcocele producido por un golpe de la cadena de presidiario en las crueles faenas de la cantera. Nunca se curó de la que fue para él terrible dolencia, por las operaciones hechas a destiempo y en malas condiciones, y que tantas veces le obligó a guardar cama y le impedía andar.


“Vivía entonces en una buhardilla y comía gracias a unas clases que daba en casa de don Lejandro Alvarez Torrijos y de la señora viuda del general español Ravenet. Ocultando el, como siempre, sus necesidades, nada decía de sus penas a nadie, y menos a su generoso y leal amigo el español señor Torrijos, ni a la cubana y noble generala. Delgado, sombrío el semblante, era un condenado a muerte por la enfermedad.”...


Agosto 31 -

Matricula Derecho Mercantil y Penal, no se examina (probablemente debido a que estaba muy enfermo).


Noviembre 27 -

Proclama discurso en casa del señor Carlos Sauvalle.


• Fermín Valdés Domínguez en “Martí: ofrenda de hermano”:


...“Ya hemos dicho que su primer discurso fue el que pronunció ante el consejo de guerra que lo juzgó; pero queremos recordar otro suyo en Madrid.


“En la casa de un cubano entusiasta, el señor Carlos Sauvalle, se reunían los cubanos para hablar de la patria y tratar de honrarla auxiliando a los presidiarios de Ceuta, fundando periódicos y contestando en folletos, como el que Martí publicó -La República Española ante la Revolución Cubana-, a los ataques de los hombres políticos españoles que, falseando la verdad, engañaban a los crédulos que sólo veían en Cuba a la factoría necesaria.


“Reuníanse allí los cubanos el 27 de noviembre para conmemorar el primer aniversario del asesinato cruel. Martí acababa de operarse, y, pálido y demacrado, iba del brazo de su amigo, con su amable sonrisa en los labios y en su frente sombra de tristeza honda.


“A pesar de estar débil y enfermo, habló, y fue su oración -patriótica y enérgica- tan hermosa y arrebatadora, que en aquella sala no había corazón que no se agitara de pena, ni ojos que no lloraran, ni labios que no se abrieran nerviosos para aclamarlo.


“Detrás de el, a espaldas de la improvisada tribuna, colgado en la pared a la altura de su cabeza, estaba un mapa de Cuba; y cuando Martí, al terminar, evocó a la patria y habló en nombre de los que allí lo escuchábamos con religiosa unción, al decir: "¡Cuba llora!"... el mapa se desprendió de la pared y quedó sobre su cabeza, como si quisiera convertirse en corona de laurel para su frente.”...


• Continúa Fermín Valdés Domínguez en “Martí: ofrenda de hermano” describiendo la vida de Martí en el 1872 en Madrid.


...“Era el jefe, entre los viejos de aquella emigración cubana de Madrid, el sabio Calixto Bernal, autor de una obra titulada La Vindicación. No creía él en las promesas de España, ni pensaba en los beneficios de las libertades que pudieran alcanzarse por la autonomía, y trataba de hacer conocer los derechos del pueblo cubano a aquéllos que lo trataban como raza inferior.


“Para combatir estas añejas teorías buscaba el noble viejo Bernal a Martí, y era hermoso verlos, como dos camaradas, en centros políticos en donde se hacían respetar a pesar de que los llamaban los filibusteros.


“En el Ateneo de Madrid, en la Academia de las Artes, en la Biblioteca Nacional, en teatros y salones distinguidos, era tratado por españoles ilustres con deferencia y afecto, doliéndose los más de las infamias que en Cuba deshonraban a la bandera española.


“En pocos periódicos escribió: en El Jurado del digno don Francisco Díaz Quintero; en La Discusión y en un semanario fundado por el canario don Andrés Avelino de Arigüela, deportado por infidencias.


“Las noches -en los días de tregua en el estudio, que eran muy pocos- las dedicaba a los teatros o a la logia masónica, aquella logia "Armonía", que presidía el general Pierrat o el músico notable Max Marchal, en la que Martí era el orador; lugar aquél en el que semanalmente se daban citas todos los cubanos jóvenes que estaban en Madrid, y adonde también iban muchos notables literatos y periodistas españoles. Era la logia templo de amor y caridad ella auxilió más de una vez a los cubanos presidiarios de Ceuta, y así como atendía a las necesidades de los pobres de cualquier país, seguía al cubano al hospital o a su casa. Aquella logia fundó un colegio de niños pobres, del que era director y único maestro el español -deportado por infidencias- don Amelio del Luis y Vela de los Reyes. Visitaban muchos hermanos, de noche, aquella escuela. Martí lo hacía con frecuencia: hablaba a los niños con todo el cariño de su alma, y les dejaba dulces y libros.


“Otras noches las dedicaba a los ilustres talentos españoles Díaz Quintero, Eduardo Benot, Félix Bona, Montero Teninger, Salmerón; o a nuestros Calixto Bernal, José Ramón Betancourt, Francisco Ramos, Gabriel Millet, Rafael María de Labra, o se iba al café de "Los Artistas", y si hablaba con afecto al eminente José Echegaray, en el saloncillo del "Español", y eran sus amigos Calvo y Teodora Lamadrid, y Burón y la Boldún, también se complacía en charlar en la Cervecería Inglesa con Marcos Zapata, el aragonés genial y talentoso. De esa vida entre hombres inteligentes nunca se olvidó Martí.


“De tiempo en tiempo se dejaba ver en las butacas del Teatro Real, pues allí estaba abonado a las deliciosas gradas del Paraíso.


“Iba a algunos salones: a los del marqués de San Gregorio, a los de la señora marquesa de Vega Armijo, a los de los señores de Villaurrutia, y a los modestos, pero amorosos, de la distinguida cubana, de la señora de alma de ángel Barbarita Echevarría, viuda del general Ravenet.


“Comprendió esta señora todo lo que sufría Martí, y trataba de borrar de su frente aquellas tristes sombras que parecían obscurecer las grandezas de su genio.


“Siempre hablaba Martí de estas reuniones con afecto, con entusiasmo. Ninguna de aquellas fiestas, en las que tantas atenciones recibió, señala el recuerdo de una sola pena; y puede que en el baile o la tertulia íntima, y al calor de la chimenea en las noches de invierno, dejara algún pedazo de su corazón.”...


1873 - José Martí en Zaragoza


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Última Revisión: 1 de Octubre del 2007
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