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José Martí |
La Rosa Cruz |
Versos |
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Yo lloro -es verdad que lloro
Mirando a tanto tesoro
De arte que a mis ojos pasa;
¡Siempre tan pobre el decoro!
¡Siempre mi fortuna escasa!
Por soberbia no lo digo;
Pero no llega a mi puerta
Ni un amigo:
Parece una casa muerta
Húmeda, hueca, desierta:
El deber está conmigo!
Mas en la casa de al lado
Todo es ruido, gala, prado
Verde, jardín oloroso:
¡Oh, vecino afortunado!
Su salón es numeroso
Y su hijo muy regalado,
Y a él no le dejan reposo:
¡El placer vive aquí al lado!
Y yo, que siempre sonrío,
Y abro, con este amor mío
Ciego, mis brazos- me quedo
Solo, abrazando el vacío.
¡Tienen miedo!
¿A que se viene?
A buscar a quien no tiene
Carroza en que pasear,
Buen beber ni buen yantar,
Ni se sabe que almacene
Bien alguno
¡Ah importuno!
Más que un corazón honrado
Decidido
A morir en el olvido
Antes que morir manchado?
Hoy son las conciencias anchas
Y pasea
Todo el mundo con sus manchas:
¡No recrea
Eso de ver a censores!
Y, aun si callan
Los honrados
Con su silencio batallan:
Y molestan!- son soldados
Utiles, en el vivir
Silencioso, en el morir
Humilde, en el sonreír
Doliente, hasta en el callar
Los honrados
Son muy útiles soldados!
De manera
Que aunque por mi vida entera
Hoy no me vengan a ver,
Y a bosque dejen crecer
De mi umbral la enredadera,
No me importa!
Esta vida es triste y corta,
E irán luego
Cual gente friolenta al fuego,
Luego que el mío sucumba,
A visitarme a mi tumba:-
Y yo que siempre sonrío,
En mi seguro aposento,
Todo mío,
Sonreiré entonces contento:
Y se verá en derredor
De mi sepulcro un vapor
Como de mirra y de luz,
Y una flor
Nueva se abrirá en la Cruz! |
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El nombre de estos versos le fue dado el Dr. Juan Pérez Abreu y Gonzalo de Quesada y Miranda, al leerlo, por primera vez, el último en la Nochebuena Martiana, observada en Remedios por los Grupos Infantiles José Martí, el 27 de enero de 1932.
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