Llegan cartas tales de Cuba, que -sea cualquiera la labor que aquí interrumpa- salgo con Mayía,
lleno de brío, y justa fe, para Santo Domingo.
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Ni un minuto tengo. Sale el vapor y salgo. De allá recibirá un cable mío por New York, de Barranco, diciendo acaso, -y espero que se lo enviaré -remito. Eso quiere decir que, si ha aceptado mi pensamiento, el único hoy posible, y el que yo mismo realizo, debe ponerse a el, porque con ese mismo cablegrama entenderán aquí que deben enviar a Vd. o alzar al punto si no los tienen, -y es gente que lo hace -los $2000 que estimo posibles para la empresa. Salgo. Bien ve Vd. a lo que vamos. La Isla salta, y aun aguarda un poco. Acá, soberbio espíritu, y hoy mejor. Sólo falta llegar. Después queda cargo comprado ya y amplio parque para tres expediciones. Esto he hecho. ¿Qué no hará Vd.? ¿Qué no le ayudare a hacer, afuera o adentro?
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