A finales del siglo XIX es cuando definitivamente la Literatura Uruguaya toma un curso muy propio. Tabaré despertó lo que de inmediato se convirtió en un florecimiento cultural. Brotó como un manantial, como si todos los que pudieran empuñar una pluma respondieran a un mismo llamado. Ese fue el momento en que la juventud uruguaya, sumamente refinada y obsesionada con la perfección, demostró la poesía que poseía. En el Modernismo encontraron el vehículo para alzar sus voces. En el proceso creando un pequeño período, diríamos un pestañeazo, en nuestra Literatura Hispana que se podría considerar Clásico. Y una de nuestras más bellas literaturas, que como es de esperar ha ido evolucionando de acuerdo a las modas, se forjó y un siglo después aun perdura vigorosa.
Ya en nuestras próximas revisiones iremos entrando en los detalles, pero existe una peculiaridad en la Literatura Uruguaya que debemos mencionar. A pesar que el mundo hispano ha sido dotado de varias brillantísimas escritoras, un país se puede sentir muy orgulloso cuando posee una literatura femenina. El Uruguay es uno de esos países. |