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¡Libertad! ya jamás sobre CubaLucirán tus fulgores divinos.
 Ni aún siquiera nos queda ¡mezquinos!
 De la empresa sublime el honor.
 ¡Oh piedad insensata y funesta!
 ¡Ay de aquel que es humano, y conspira!
 Largo fruto de sangre y de ira
 Cogerá de su mísero error.
 
 Al sonar nuestra voz elocuente
 Todo el pueblo en furor se abrasaba,
 Y la estrella de Cuba se alzaba
 Más ardiente y serena que el sol.
 De traidores y viles tiranos
 Respetamos clementes la vida,
 Cuando un poco de sangre vertida
 Libertad nos brindaba y honor.
 
 Hoy el pueblo, de vértigo herido,
 Nos entrega al tirano insolente,
 Y cobarde y estólidamente
 No ha querido la espada sacar.
 ¡Todo yace disuelto, perdido...!
 Pues de Cuba y de mí desespero,
 Contra el hado terrible, severo,
 Noble tumba mi asilo será.
 
 Nos combate feroz tiranía
 Con aleve traición conjurada,
 Y la estrella de Cuba eclipsada
 Para un siglo de horror queda ya.
 Que si un pueblo su dura cadena
 No se atreve a romper con sus manos,
 Bien le es fácil mudar de tiranos,
 Pero nunca ser libre podrá.
 
 Los cobardes ocultan su frente,
 La vil plebe al tirano se inclina,
 Y el soberbio amenaza, fulmina,
 Y se goza en victoria fatal.
 ¡Libertad! A tus hijos tu aliento
 En injusta prisión más inspira;
 Colgaré de sus rejas mi lira,
 Y la Gloria templarla sabrá.
 
 Si el cadalso me aguarda, en su altura
 Mostrará mi sangrienta cabeza
 Monumento de hispana fiereza,
 Al secarse a los rayos del sol.
 El suplicio al patriota no infama;
 Y desde él mi postrero gemido
 Lanzará del tirano al oído
 Fiero voto de eterno rencor.
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