. . . .Yo hacía una divina labor, sobre la roca |
Creciente del Orgullo. De la vida lejana, |
Algun pétalo vívido me voló en la mañana, |
Algun beso en la noche. Tenaz como una loca, |
Seguía mi divina labor sobre la roca, |
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. . . .Cuando tu voz que funde como sacra campana |
En la nota celeste la vibración humana, |
Tendió su lazo de oro al borde de tu boca; |
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. . . .- Maravilloso nido del vértigo, tu boca! |
Dos pétalos de rosa abrochando un abismo...- |
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. . . .Labor, labor de gloria, dolorosa y liviana; |
¡Tela donde mi espíritu se fué tramando el mismo! |
Tú quedas en la testa soberbia de la roca, |
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. . . .Y yo caigo sin fin en el sangriento abismo! |