LA SED
en Los Cálices Vacíos (Poesías)
por Delmira Agustini



LA SED

. . . .Tengo sed, sed ardiente!- dije á la maga, y ella
Me ofreció de sus néctares.- Eso nó, me empalaga!-
Luego, una rara fruta, con sus dedos de maga,
Exprimió en una copa clara como una estrella;
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. . . .Y un brillo de rubíes hubo en la copa bella.
Yo probé - Es dulce, dulce. Hay días que me halaga
Tanta miel, pero hoy me repugna, me estraga!-
Vi pasar por los ojos del hada una centella.
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. . . .Y por un verde valle perfumado y brillante,
Llevome hasta una clara corriente de diamante.
-Bebe! -dijo. - Yo ardía, mi pecho era una fragua.
Bebí, bebí, bebí la linfa cristalina...
¡Oh frescura! oh pureza! oh sensación divina!
-Gracias, maga, y bendita la limpidez del agua!



Este poema es presentado aquí lo más fiel posible a como aparece en la página 88 del libro Los Cálices Vacíos (Poesías) editado por O. M. Bertani en 1913.


Información acerca del poema LA SED




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