. . . .Amor, la noche estaba trágica y sollozante |
Cuando tu llave de oro cantó en mi cerradura; |
Luego, la puerta abierta sobre la sombra helante, |
Tu forma fué una mancha de luz y de blancura. |
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. . . .Todo aquí lo alumbraron tus ojos de diamante; |
Bebieron en mi copa tus labios de frescura, |
Y descansó en mi almohada tu cabeza fragante; |
Me encantó tu descaro y adoré tu locura. |
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. . . .Y hoy río si tú ríes, y canto si tú cantas; |
Y si tú duermes duermo como un perro á tus plantas! |
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera; |
Y tiemblo si tu mano toca la cerradura, |
Y bendigo la noche sollozante y oscura |
Que floreció en mi vida tu boca tempranera! |