. . . .Bebamos juntos en la copa egregia ! |
Raro licor se ofrenda á nuestras almas. |
Abran mis rosas su frescura regia |
A la sombra indeleble de tus palmas ! |
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. . . .Tú despertaste mi alma adormecida |
En la tumba silente de las horas; |
A tí la primer sangre de mi vida |
¡ En los vasos de luz de mis auroras ! |
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. . . .Ah ! tu voz vino á recamar de oro |
Mis lóbregos silencios; tú rompiste |
El gran hilo de perlas de mi lloro, |
Y al sol naciente mi horisonte abriste. |
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. . . .Por tí, en mi oriente nocturnal, la aurora |
Tendió el temblor rosado de su tul; |
Así en las sombras de la vida ahora, |
Yo te abro el alma como un cielo azul ! |
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. . . .¡ Ah yo me siento abrir como una rosa ! |
Ven á beber mis mieles soberanas: |
¡ Yo soy la copa del amor pomposa |
Que engarzará en tus manos sobrehumanas ! |
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. . . .La copa erige su esplendor de llama... |
¡ Con que hechizo en tus manos brillaría ! |
Su misteriosa exquisitez reclama |
Dedos de ensueño y labios de armonía. |
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. . . .Tómala y bebe, que la gloria dora |
El idilio de luz de nuestras almas; |
¡ Marchítense las rosas de mi aurora |
A la sombra indeleble de tus palmas ! |