| . . . .Pasó humeante el tropel de los potros salvajes! |
| Feroces los hocicos, hírsutos los pelajes |
| Las crines extendidas, bravías, tal bordones, |
| Pasaron como pasan los fieros aquilones! |
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| . . . .Y luego fueron águilas de sombríos plumajes |
| Trayendo de sus cumbres magníficas visiones |
| Con el sereno vuelo de las inspiraciones |
| Augustas, con soberbias de olímpicos linajes, |
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| . . . .Cruzaron hacia Oriente la limpidez del cielo; |
| Tras ellas como cándida hostia que alzara el vuelo, |
| Una paloma blanca como la nieve asoma, |
| Yo olvido el ave egregia y el bruto que foguea |
| Pensando que en los cielos solemnes de la Idea |
| A veces es muy bella, muy bella una paloma! |